viernes, 7 de mayo de 2010

¿Cuanto Vale?

El pasado 21 de abril en horas del atardecer, el cordón industrial Santafesino, más precisamente la ciudad de San Lorenzo, se vió conmocionada por la terrible noticia, de la muerte de tres obreros.
San Lorenzo, está ubicada a unos 30 km al sur de la ciudad de Rosario y es donde transcurre una parte importante de las actividades del llamado Cordón Industrial Santafesino.
Los trabajadores que perdieron la vida, desempeñaban funciones dentro de la empresa GEAR. srl de la vecina localidad de Capitán Bermudez, en la cual se encontraban contratados, dicha empresa realiza tareas subcontratada para ASSA- Aguas Santafesinas S.A.
La tragedia, se produjo en momentos en que los hombres se encontraban trabajando en una de las esquinas de la ciudad, realizando tareas de reparación a nivel subterráneo en la red cloacal.
En esa situación, uno de los obreros habría descendido, unos seis metros dentro de la red y se hallaba maniobrando una tapa de salida de agua en un intento por destrabarla, una vez habiendo regresado a la superficie, se cree que resbaló perdiendo el equilibrio y cayó en el interior del pozo.
De inmediato, al percatarse de la desgraciada situación, dos compañeros suyos se movieron en su auxilio, pero trágicamente también cayeron al interior del pozo del mismo modo que el primer trabajador.
Otros dos operarios, intentaron infructuosamente ayudar a los tres accidentados pero sin éxito, resultando por ello con lesiones varias, mientras sus compañeros perecieron ahogados en el interior de la red cloacal.
Se presume que los tres fallecidos, cayeron por los efectos provocados al inhalar el gas metano emanado por la red de cloacas.
Esto ocurre, en un contexto laboral, en el que no están garantizadas las medidas de salubridad y seguridad para los trabajadores.
Desafortunadamente, esto cuesta la vida de personas, siendo situaciones prevenibles se transforman en situaciones lamentables, y deberían constituir en si mismas un delito.
Y como en una sádica paradoja, en vísperas del día del trabajador, el 30 de Abril pasado, tuvo lugar el fallecimiento de un trabajador del rubro transportista, un camionero cerealero, que murió presumiblemente a causa de la inhalación de fosfuro de aluminio.
Esta muerte que se sumaría a las cuatro ocurridas en 2009, se deberían, a que las empresas acopiadoras, fumigan los camiones colocando una pastilla de fosfuro de aluminio en la carga, para eliminar los insectos que pueda tener el cereal transportado, ya que estar plagado impediría su ingreso al puerto y redundaría en un menor valor comercial del grano.
La pastilla en cuestión, y según lo establecido en el reglamento, debiera ser colocada en la carga y el camión no tendría autorización, a transportar la misma hasta pasadas las 48 horas estipuladas, pero es sabido, que en ocasiones un vehículo arriba a destino con el plaguicida ya colocado en la boquilla, por lo que el conductor una vez que arriba a la Terminal debe esperar el turno correspondiente para poder descargar, situación que hace que el chofer se vea obligado a pernoctar en el camión y es ahí donde aspira la toxicidad emanada por los gases del fosfuro de aluminio, que se liberan al entrar en contacto con el aire y cuya aspiración es letal.
Las acopiadoras con este procedimiento estarían evitándose el gasto que implica el correcto ejercicio de esta práctica.
En lo que no escatiman, es en el desprecio por la vida de los trabajadores, que sufren intoxicaciones variadas y en muchos casos les cuesta la vida.
Todas estas muertes han sucedido en las localidades de San Lorenzo y Puerto General San Martín, en uno de los epicentros industriales de la zona sur de Santa Fe.
Y a nadie parece importarle la gravedad de los hechos.
A nadie parece importarle el valor de la vida de los trabajadores.
Es urgente que el gobierno de la provincia de Santa Fe, se expida con medidas contundentes respecto de las normas de seguridad obligatorias aplicables a cada trabajo y lo haga con igual firmeza respecto, de las condenas a los culpables de las muertes de estos trabajadores.
La pregunta, queda flotando rabiosa en el aire viciado de la tarde, en una Terminal de camiones al Sur Santafesino.
Y queda, la misma pregunta retumbando furiosa, en la esquina trágica de General Roldán y Perú en la ciudad de San Lorenzo, se agita con fuerza en un eco de muerte repetida:
¿Cuánto vale la vida de un trabajador?

por SANDRA PASQUINI